Bermejo está de duelo, enmudeció el suburbio, las calles del Abasto calladitas están. Del mundo de los vivos se fue Pichón, el Rubio, ¿a dónde van los muertos, Señor, a dónde van? Gurruminín tan lindo, travieso y callejero, con ojos picarones, botija saltarín... ¿Por qué dejaste solo al barrio bullanguero y a tu hermanito amado rezando en el bulín?
En brazos del destino que siempre con el pobre se ensaña duramente para pagarle mal. Te remontaste al cielo por revolear un cobre en la barriada humilde vestida de percal.
La muerte, ingrata y mala, te castigó temprano, tal vez porque jugabas vino a tratarte así. El auto que cruzaba tu barrio suburbano te arrasó una noche postrera que te vi... Pobre mamita buena, que tú adorabas tanto, sus horas de amargura se pasa sin cesar. Después mira el retrato con un amor sacrosanto y le da muchos besos poniéndose a llorar.
Cuántas abuelas tiernas que tienen nietecitos y que en su pecho guardan tu dulce corazón. También te extrañan mucho, todos tus amiguitos que cariñosamente te llamaban Pichón.