Estoy aquí en mi casa, Mis hijos juegan y me llaman... Nadie sabe de este horrible torbellino Que hay en mí. Mi alma, pobre alma destrozada, Sufre, llora y se desangra, Y aunque estoy, no estoy aquí.
Me besa mi mujer, a quien no beso, Porque son tuyos mis besos Como es tuya mi pasión. Sin embargo, ayer tarde, he resuelto, Solamente por mis hijos, Alejarme de tu amor.
Mis hijos siempre, Siempre, siempre mis hijos, Son tan chicos, pobrecitos, Yo no puedo abandonarlos. Y aunque sé que necesito De tu amor idolatrado, Yo prefiero este suplicio A tener que avergonzarlos.
¡te quiero, Pero más quiero a mis hijos! Recién llego a comprenderlo... ¡es la única verdad!
Que triste es vivir así, muriendo, Junto a quien ya no queremos, Escondiendo la verdad. Y todo resignamos por los hijos, Porque hay algo en nuestro instinto Que nos llama a razonar. No te engaño, no, mi amor, No fue un capricho, No cambié ni soy distinto, Yo te quiero siempre igual.