Cicatrices incurables de una herida que me ha causado la vida en su triste batallar. Cicatrices que ya no se cierran nunca porque llevan siempre trunca la esperanza de curar.
La quería eternamente pero ella fue perjura y llenó de honda amargura y de pena mi ilusión. Y es por eso que ahora vivo siempre a golpes con la suerte y sólo quiero la muerte para mi angustiado y pobre corazón.
En la cara también luzco con orgullo un recuerdo que es muy tuyo y que llevo por mi mal. Un recuerdo que me hicieron en tu nombre cuando yo jugué como hombre con la vida del rival.
Cicatrices imborrables de un tormentoso pasado que la suerte me ha brindado y que nunca perderé. Cicatrices de mi vida que, aunque no tienen encanto, yo las quiero tanto y tanto que jamás, jamás ya nunca olvidaré.