¡Ave María! (es al ñudo). Ya no sale naides cuando un gaucho llega a pedir permiso pa' sacarle al tungo el recao de cueros y de bolsas viejas.
Se cansó el paisano de gritar inútil, el ¡Ave María!, desde la tranquera; nadie lo atendía ni salió ninguno de los habitantes de la estancia aquella.
Y el pobre paisano al notar que el sol lento se perdía, tras las arboledas; dio grupas al tranco del flaco matungo masticando el pucho, como una protesta.
Pobre mi picazo; mi picazo viejo... el único amigo que tengo en la tierra; si fueras un perro, te daba mis carnes pa' matarle el hambre, pa' que ansí comieras.
Veinte años que andamos, mi picazo viejo, como dos basuras en la polvareda. ¡Ah, picazo viejo... si vos te murieras! ¿Quién tendrá la suerte de morir primero?
Y pensar que aura, en el mesmo sitio donde vos corrías por cualquier soncera; no tenemos nada más que muchos años; ni vos tenés pasto; ni yo tengo yerba.
Y tras de una noche de nieve y de frío junto a unos chañares, encontró un muchacho a un paisano viejo y a un pobre matungo muertos y abrazados como dos hermanos...