Mi primera manzana se llamaba quién eres, mi primera ventana se llamaba porqué, mi primer laberinto se llamaba mujeres, mi primer vino tinto se llamaba Noé.
Mi primer fugitivo se llamaba extranjero, mi primer cheque en blanco se llamaba real, mi primer mandamiento se llamaba no quiero, mi primer papamóvil se llamaba papá.
Mi primer espejismo se llamaba verano, mi primera fulana se llamaba por fin, mi primer pasaporte se llamaba Mariano, mi primer aeropuerto se llamaba París.
Mi primer desconcierto se llamaba destino, mi primer esperanto se llamaba español, mi primer Al Capone se llamaba Al Pacino, mi primera blasfemia se llamaba oración.
Todos nacemos en cualquier lugar, me pido primer para desertar de la estrechez, de los que saben negociar tablas en el ajedrez, que no te quiten la vez los que hablan sin respirar.
Mi primer aguacate se llamaba pomelo, mi primer crecepelo se llamaba champú, mi primer disparate se llamaba consuelo, mi primer desconsuelo se llamaba Moscú.
Mi primer apellido se llamaba Martínez, mi primer Borsalino se llamaba bombín, mi primera manola fue en la cola de un cine, mi primera frontera se llamaba Joaquín.
Todos nacemos en cualquier lugar, me pido primer para desertar de la memez de los que saben negociar tablas en el ajedrez, que no te quiten la sed los que hablan sin respirar.
Todos nacemos en cualquier lugar, me pido primer para desertar de la vejez de los que saben negociar tablas en el ajedrez, tú no me trates de usted ni me hables sin respirar.
Compositor: Joaquin Ramon Martinez Sabina ECAD: Obra #1702649