No he venido a arrodillarme ante vos ni a implorarte que me des tu perdón... Ni a pedirte que retornes a un pasado que murió para los dos... ¡Sí, para los dos! Yo se bien lo que lo que has llorado por mi, del cansancio de tu vida infeliz... Yo se bien que soy culpable de este drama interminable que es morir y no morir.
Yo también como vos me he arrastrado sin Dios al sentirme tan solo. Y he matado mi vida emborrachándome, atormentándome, despedazándome sobre mi herida, igual que un loco, dando tumbos y más tumbos, perseguido hasta el final en cien noches de horror. Yo también como vos me quedé en un rincón para ahogar ese llanto... que quemaba mis manos... Y en una noche gris, desesperada y gris, ¡casi me mato por vos y por mi!
Yo no quiero que padezcas así... Ya lo ves, me he decidido a venir sólo para confesarte que me fui para salvarte y por tu bien... ¡Sí... por tu bien! Yo era un árbol deshojado, sin flor... Vos... un rayo espléndido de sol... Ya estoy viejo para amarte, nada tengo para darte, ni siquiera un corazón...