Cuando las cartas salen malas y van los dioses a lo suyo cuando la luna es un anuncio de neón cuando el silencio te acorrala y te hipotecan el orgullo, cuando el crepúsculo te pega un bofetón, cuando las calles se amontonan cuando los sueós se marchitan cuando el teléfono se olvida de sonar cuando las drogas decepcionan cuando la sangre se encabrita cuando los bares coleccionan soledad.
Y demasiadas pocas veces se merece a vida una canción y demasiadas madrugadas amanece nublado el corazón y demasiadas noches paso durmiendo solo al raso bajo el reloj de la puerta del sol con un frio del demoño preguntandole al otoño quien le puso ese nombre de estación.
Cuando se afilan las navajas cuando conspiran los espejos cuando enloquecen las agujas del reloj cuando se rompen las barajas cuando los niños nacen viejos cuando la carne sabe a carne de cañon cuando los angeles flasfeman cuando las cartas llegan tarde cuando la aurora es una nueva decepción cuando los besos envenenan o cuando llueve en Buenos Aires cuando se pone el sol en la imaginación