A los tres dĂas, carta con letra de coral, me dice que su viaje se alarga más y más, se va de Antofagasta sin dar una señal, y cuenta una aventura que pasĂł a deletrear ¡ayayay! de mĂ.
Al medio de un gentĂo que tuvo que afrontar, un trasbordo por culpa del Ăşltimo huracán.
En un puente quebrado cerca de Vallenar, con una cruz al hombro Run Run debiĂł cruzar.
Run Run siguiĂł su viaje llegĂł al Tamarugal. Sentado en una piedra se puso a divagar, que si, que esto, que lo otro, que nunca, que además, que la vida es mentira que la muerte es verdad ¡ayayay! de mĂ.
La cosa es que una alforja se puso a trajinar, sacó papel y tinta, un recuerdo quizás.
sin pena ni alegrĂa, sin gloria, sin piedad, sin rabia ni amargura, sin hiel ni libertad.