Volaron los pavos reales rumbo a la sierra mojada, mataron a Lucio Vázquez por una joven que amaba. Como a las diez de la noche estaba Lucio cenando, llegaron unos amigos, para invitarlo a un fandango. Su madre se lo decía: que a ese fandango no fuera. Los consejos de una madre no se llevan como quera. Llegaron a la cantina, comenzaron a tomar, pero Lucio no sabía que lo iban a traicionar. Lo sacaron a la orilla por ver si sabía jugar, le dieron tres puñaladas al pie de un verde rosal. Los tres que lo apuñalaron se sentaron a fumar y se estaban carcajeando de oír a Lucio quejar. Los tres que lo apuñalaron se fueron hacia un potrero caminando muy despacito, los tres limpiando su acero. -¡Madre mía de Guadalupe de la Villa de Jerez, dame licencia señora, de levantarme otra vez! Su pobre madre lloraba debajo de unos jarales: -Hijo, ¿como te levantas, si son heridas mortales? Su hermano de compasión la pistola le brindo: -Hermano, ¿pa’ que la quiero, si el tiempo ya se pasó. Volaron los pavos reales del ciprés a los vergeles, mataron a Lucio Vázquez por causa de las mujeres.