De chiquita me veía donde me perdí en Alem y San Lorenzo donde yo crecí con botitas amarillas en la esquina inundación pero esa lluvia, no me mojó casita de rejas blancas, frente aún sin terminar en verano la ventana abría de par en par por las noches la llorona que me hacía dormir mal pero ese miedo, ya no es igual y al llegar diciembre ese miedo se escondía en la ilusión mirando al cielo esperando que bajara el niño Dios son cosas que llevo siempre en cada canción y nunca me fuí donde miro está mi pueblo y es así como olvidar, si esa niña todavía vive en mí nunca me fui, si el cariño de esa gente sigue aquí soy lo que soy, siempre llevo lo que fui y mamá que me compraba la ropa mayor para que me dure mucho, para que me enoje yo su peinado en mi cabeza, achinándome los ojos no vaya a ser, que agarre piojos en invierno ir a la escuela me costaba más en el auto de mi padre que tardaba en arrancar muy prolijo el guardapolvo sin monedas el bolsillo a mi el recreo, me daba igual y al final de clase el olvido de mi viejo y caminar de vuelta a casa con el portafolios lleno, sin llorar recuerdos que no se olvidan, que siempre están y nunca me fui donde miro está mi pueblo y es así como olvidar, si esa niña todavía vive en mi nunca me fui, si el cariño de esa gente sigue aquí soy lo que soy, siempre llevo lo que fui los domingos en el campo, y era pura libertad la sonrisa de mi abuela, y toda su complicidad el olor a mandarina y la cañita de pescar volver pensando llena de barro, que cuento inventar y nunca me fui donde miro está mi pueblo y es así como olvidar, si esa niña todavía vive en mí nunca me fui, si el cariño de esa gente sigue aquí soy lo que soy, siempre llevo lo que fui y como olvidar que en Alem y San Lorenzo iba a empezar este camino que aún no escribe su final.