Qué vamos a hacer con tantos y tantos predicadores, unos se valen de libros, otros de bellas razones. Algunos de cuentos varios, milagros y apariciones y algunos de la presencia, de esqueletos y escorpiones mamita mía.
Qué vamos a hacer con tanta plegaria sobre nosotros, que alega en todas las lenguas de gloria y de esto y de lo otro. De infiernos y paraísos, de limbos y purgatorios, edenes y vida eterna, arcángeles y demonios mamita mía.
Que sí, que adoren la imagen de la señora María que no se adore ninguna señora ni señorita, que sí, que no, que mañana, que un viernes de amanecida, que pa dentrar en la gloria, dinero se necesita mamita mía.
Se ve que no son muy limpios los trigos en esta viña y la cizaña pretende comerse toda la espiga. Poco le dice la forma con que ha de clavar su espina para chupar el más débil qué diabla la sabandija mamita mía.
Qué vamos a hacer con tanto tratado del alto cielo, ayúdame Valentina ya que tú volaste lejos, dime de una vez por todas que arriba no hay tal mansión, mañana la ha de fundar el hombre con su razón, mamita mía.
Qué vamos a hacer con tantos embajadores de dioses, me salen a cada paso con sus colmillos feroces apúrate Valentina que aumentaron los pastores, porque ya viene el derrumbe del cuento de los sermones mamita mía.